“El fin del mundo está situado al margen de todo centro”.
Para tener perspectiva hay que acudir a los bordes. Para acudir a los bordes hay que estar dispuesto a asumir que no existen las fronteras. Y si no hay fronteras, para pensar, hay que haber estado en la periferia, en el fin del mundo. Internet, como cualquier espacio, tiene sus fuerzas centrífugas que condensan la actividad en torno a determinados focos, convirtiéndolos en fuentes concentrícas que determinan lo convencional. Pero para que existe un dentro tiene que haber un afuera.
Nosotros, los seres asistémicos, nos encargamos de buscar las vías para que las cosas no sean tan desordenadas como querría nuestra naturaleza, caótica y dispersa. Nos sentamos delante de máquinas que dicen “ordenar” nuestras vidas. Poseemos agendas, relojes, despertadores, luminosos, carteles, señales, indicaciones...pero la vida no fluiría si no fuera porque entre lo desastroso e imprevisible y lo encajonado y estructural, no existiera el alimento que al fin y al cabo lo atraviesa todo: la comunicación.
“Interacción es una palabra confusa. La utilización masiva de este término (hecho inducido, entre otras cosas, por la publicidad del mercado de la tecnología) le ha impuesto un significado poco claro. Lo que mas destaca en el común de la gente es la confusión entre interacción y reacción. Muchos sistemas llamados interactivos son en realidad reactivos. (...)La magnitud del desarrollo tecnológico, sus negocios y su impacto social han sobredimensionado la idea de “lo interactivo”. Tengo la impresión de que, salvando las distancias, los resultados de la interacción tecnológica en el arte están muy lejos de lo que se ha logrado, por ejemplo, en la industria del entretenimiento o de las comunicaciones. Creo sin embargo que la investigación sobre la imitación con tecnología digital de los comportamientos de organismos biológicos, los sistemas auto-generativos de código abierto, etc., derivarán en una interacción mucho mas rica, también en el campo del arte”.
Determinar hasta que punto Internet nos ha convertido en seres más participativos parece más el reto de una tesina imposible que de un escrito de estas características. Comunicarse es un acto complejo y su verdadera virtud es precisamente la incapacidad que tenemos quienes lo hacemos para ponerle etiquetas a sus dinámicas. Pero nunca está de más reflexionar sobre ello, porque a pesar de todo, siempre hay aspectos que quedan un paradójico y extraño limbo.
“Limb0 (Laboratorio de Investigaciones Multidisciplinarias buenos aires 0) es un proyecto de cruce teórico, técnico y estético entre arte y tecnología desde distintas disciplinas (literatura experimental, arte sonoro, artes visuales) pero con un objetivo multidisciplinario. Un laboratorio de ideas y acciones. Existe por necesidad, porque creemos que es importante asociarnos para trabajar en estos temas desde la problemática propia de nuestra geografía (su realidad social, económica y cultural) pero con un intercambio permanente con otras realidades. Hay una serie de programas de los cuales algunos están en funcionamiento y otros no. En mi área por ejemplo la actividad de estos años se ha centrado en la realización de conciertos, instalaciones, conferencias, cursos y mesas redondas de los que han participado Sergi Jordá, Zbigniew Karkowski, Francisco López, Brian Mackern, Pablo Reche, Antón Ignorant, Xabi Erkizia, Manuel Rocha Iturbide, Rubén Garcia y Christian Galarreta, entre otros artistas.”
Internet da la posibilidad de dar eco para siempre a lo que pensemos hoy. Ya nunca más se marchitará la copia de un libro. No nos leerá el pensamiento, pero seguro que buscando encontraríamos exactamente lo que íbamos a decir. Toda palabra posee su referente, su otro yo, su cadencia y su paso, su manera de respirar. Eso que hace a las cosas indivisibles y aunque digitales, únicas porque no hay una sola manera de vivirlas. Como el sonido.
“El sonido es...movimiento, auto-expresión, conocimiento, meta-lenguaje, erotismo y muchas cosas mas relacionadas incluso con lo afectivo. Aunque suene paradójico la inmaterialidad del sonido está llena de espacios a recorrer y su articulación (determinada o no) es un continuo de una riqueza enorme: estética, emotiva, informativa, referencial, etc.”
Jorge Haro es el hombre viejo más joven que he conocido en mi vida. Y aunque sé que esto es políticamente incorrecto, lo tenía que decir porque si no no sería yo ni esto sería >>forward, ni zemos98: gracias por tus palabras, las primeras de estos encuentros, que aunque aquel día, inicialmente esquivas y solitarias, fueron para mi de las más sugestivas e incesantes. Hasta pronto.
*Los últimos serán los primeros (Jorge Haro intervino el 3 de mayo en los Encuentros sobre Cultura Digital: Publicaciones On.Line), algún problema derivado de los servidores de mails ha provocado que esta que hubiera tenido que ser la primera de las charlas publicadas haya sido la última, pero...*